miércoles, 17 de junio de 2015

Metáforas conceptuales en Psicología
Francisco José Tornay Mejías
Universidad de Granada

¿Cómo explicarías la forma en que ves tu relación de pareja? ¿Cómo afrontas las dificultades que surgen en ella? Piénsalo un momento.

Es probable que al explicarlo hayas utilizado algún tipo de comparación. Comparaciones comunes son las de la relación como camino o viaje (se subraya la noción de progreso, de avance, las dificultades son obstáculos en el camino que hay que salvar ..), como inversión o cultivo (se ofrece sacrificio, tiempo, esfuerzo para que la relación fructifique) y otras (ver p.e., Quinn, 1987).
Para explicar muchos conceptos debemos requerir a ese tipo de comparaciones, que con frecuencia se denominan metáforas. Por ejemplo, las ideas de tiempo, moral, mente, causa y matrimonio están basadas en metáforas (p. e., Lakoff y Johnson, 1988). Es decir, a la hora de crear conceptos abstractos y de razonar sobre ellos utilizamos algún tipo de comparación entre esos conceptos y otras ideas diferentes. Tal y como señalan Lakoff  y Johnson (1988), no se trata de metáforas puramente lingüísticas sino de metáforas conceptuales. Una metáfora conceptual se define como una correspondencia entre conceptos de un dominio de cierto tipo (el dominio fuente) sobre un dominio de un tipo diferente (el dominio objetivo)” (Fernández-Duque y Johnson, 1999, p. 84). Por ejemplo, una metáfora habitual, tanto en la ciencia como en el razonamiento cotidiano, consiste en comparar la mente con una máquina. Fernández-Duque y Johnson (1999, p. 85) dan los siguientes ejemplos de la correspondencia que subyace a esa metáfora:



Un ejemplo de otro tipo de metáforas sobre la mente no relacionadas con máquinas son las cinco metáforas básicas de la emoción recogidas por Averill (1990, p. 113): a) la emoción como sensación interna; b) la emoción como respuesta fisiológica, sobre todo procedente de las vísceras; c) la emoción como la parte animal del ser humano; d) la emoción como enfermedad mental; e) la emoción como fuerza o energía vital. Cada una de esas metáforas ha llevado a un desarrollo teórico distinto dentro de la psicología.

Aunque son conceptuales, todas estas metáforas se expresan mediante el lenguaje: “me vuelve loco”, “me sale del corazón”, “sigamos cada uno por su camino”, “te falta un tornillo”, “no estamos yendo a ninguna parte” son todos ejemplos de expresiones basadas en algunas de las metáforas mencionadas anteriormente. De hecho, Wickman et al (1999) han propuesto analizar las metáforas conceptuales en tres aspectos: el título o mnemónico (p.e., mente como máquina), las correspondencias entre dominios (como se ejemplifica en el cuadro anterior) y los elementos lingüísticos relacionados con la metáfora.

La investigación sistemática sobre metáforas conceptuales (como diferentes de las metáforas literarias) surgió en la lingüística. Lakoff y Jonson (1988) es la referncia clásica. Después influyó en toda la Ciencia Cognitiva (la unión de disciplinas dedicadas al conocimiento, que incluye lingüística, psicología, antropología, inteligencia artificial, …) y actualmente se intenta aplicar al campo de la psicología aplicada, de la terapia y del asesoramiento psicológico o counseling.

Por ejemplo, en una serie de investigaciones, Wickman y colaboradores (p.e., Wickman et al. 1999; Wickman y Campbell, 2003a, 2003b) han anlizado la forma en que varios terapeutas utilizan la metáfora para comprender y ayudar a extraer consecuencias a sus clientes. Uno de sus análisis se refiere al documental Three approaches to psychotherapy que suele utilizarse para enseñar habilidades de asesoramiento. En él Carl Rogers (humanista), Frederic Perls (gestáltico) y Albert Ellis (cognitivista) ayudan a una mujer separada, a la que se refieren como “Gloria”, a superar sus problemas personales, especialmente a comunicarse con su hija.

Gloria se sintió especialmente comprendida por Rogers y consideró que la media hora que pasó hablando con él supuso un vuelco en su vida. El documental suele presentarse a los estudiantes de psicoterapia para que lo utilicen como modelo. Sin embargo, no es fácil saber qué hace Rogers en cada momento, porque nunca se dan reglas explícitas. Wickman y colaboradores han analizado la conversación para extraer algunas de las técnicas de Rogers. Entre otras técnicas han descubierto el uso de meta-enunciados, es decir, referirse al propio proceso de conversación, cómo va, qué puede hacerse, lo cual comunica sinceridad y el expresar el propio pensamiento interno del cliente como forma de establecer empatía (Wickman y Campbell, 2003a).

También el uso de metáforas parece desempeñar un papel importante. Wickman y Campbell (2003b) han identificado varias metáforas que Gloria utiliza en la entrevista y Rogers toma y amplía, lo que permite hablar en los términos del cliente, demostrar interés y ayudar al cliente a alcanzar sus propias soluciones.
Por ejemplo Gloria utiliza con frecuencia una metáfora muy corriente: la del propio yo como un contenedor. Su petición de sacarse sentimientos negativos ( por ejemplo “deshacerse de su sentimiento de culpa”) para sentirse más comoda, su deseo de sentirse “llena”, “profunda”, “completa”, etc. son referentes verbales de esta metáfora.
Otra de las metáforas de Gloria es la de “conocerse a sí misma es verse a través de los ojos de los demás”. Se sentía obligada a “pintar una imagen perfecta” y se avergonzaba de “su lado oscuro”. Un ejemplo:
Gloria: Quiero que me vean tan dulce como lo ven a él.
Rogers: Tú sientes algo como “quiero que tengan una imagen de mí tan agradable como la que tienen de su papá, y si es un poco falsa, entonces quizás  la mía también tenga que serlo. (transcrito por Wickman y Campbell, 2003b, p. 20).
Aquí se ve cómo Rogers ayuda a construir el discurso de Gloria, ampliándolo y ayudando a sacar conclusiones.

La metáfora, por tanto, puede actuar como una forma de comprender sentimientos y razones y de extraer conclusiones de forma similar a lo que pretenden los análisis lógicos similares al modelo de Toulmin (p.e., Toulmin, ).

La metáfora también puede utilizarse de otras formas en psicoterapia. De hecho, su uso es más antiguo que la investigación sobre metáforas conceptuales. Por ejemplo, el conocido hipnoterapeuta Milton Erickson las utilizaba para construir historias con las que inducir hipnosis (p.e., Erickson y Rossi, 1979).

Otro hipnoterapeuta, Dylan Morgan (s.f.) utiliza unas metáforas muy interesantes para la terapia de pareja. Según él, cada persona tiene su forma peculiar de defenderse de los ataques. Cada forma puede equipararse a un animal. Hay quienes se “encierran en su concha” como las tortugas, hay quienes lanzan indirectas y ataques hirientes, como picoteos de gallina, hay quien intenta huir, como los conejos, etc.
Puede ocurrir que una pareja se lleve perfectamente en el día a día pero que, al ser por ejemplo uno de ellos una “tortuga” y el otro una “gallina”, se sientan incomprendidos cuando se produce una pelea. Es posible, incluso, que esa fuente de tensiones produzca
Graves problemas en la pareja. El mero hecho de ser consciente el problema y tener un lenguaje fácilmente comprensible con el que referirse a él y puede ser muy útil para mitigar ese tipo de problemas.

Cuestiones para reflexionar: 
1. ¿Qué metáforas utilizas comúnmente, para referirte o pensar sobre ti, tus relaciones, el mundo?
             2. ¿Conocer, utilizar, ampliar esas metáforas sería útil para conocerte y conectar contigo?